martes, 26 de junio de 2007

ABISMOS


El cambio de profundidad fue sorpresivo, no lo esperaba, un cambio brusco de temperatura, me lo anunció pero no entendí el lenguaje del agua. La oscuridad se hizo presente y me detuve.

No controlaba mis emociones y no debía dejar que el pánico me invadiera.

Continué el camino, y todo se puso más luminoso, el fondo marino apareció ante mí.

Me sentí como se deben sentir los pájaros en el aire, había abandonado el barranco y sobrevolaba un luminoso valle.

Me detuve nuevamente, sencillamente estaba emocionado.

Sobrevolar el abismo es mágico y aleccionador, posiblemente también sea adictivo

1 comentario:

Melaína Kholé dijo...

y si.. siempre el abismo es adictivo.. la adrenalina te empuja hacia él.