viernes, 19 de marzo de 2010

Virtual World

Como todas las mañanas desde hace cincuenta días, Gregorio miraba su correo en busca de noticias del otro lado del atlántico. Había roto la tradición de no usar su ordenador del trabajo para cuestiones personales, pero valía la pena.
No más noticias por la mañana, no más cafés con los colegas antes de entrar al curro. Era salir de casa llegar al trabajo prender el ordenador para leer los poemas que llegaban puntualmente.
Leer poesía casi en ayunas, generaba las sensaciones más increíbles, sobre todo por que el era un amante de la prosa.
Así es que cada mañana después de leer cosas como estas
alada.
aladamente sutil.
sutilmente triste.
tristemente azul.
azuladamente bella.
bellamente mansa.
mansamente etérea.
etéreamente suya.
suya.
suya.
avec toi
Hacía malabares para concentrarse y poder cumplir con su trabajo. Por suerte dominaba su entorno y su trabajo le encantaba, eso le permitía ciertas licencias.
Hace años que trabajaba como documentalista de un periódico, era soporte de los editorialistas, de vez en cuando alguna nota de investigación, pero nada del stress de la nota diaria. Estaba oculto y visible a la vez. Siempre bromeaba diciendo que el era un ente virtual, le causaba gracia pensar que solo era un manojo de palabras, solamente un conjunto de pulsos eléctricos que el ordenador decodificaba.
Paradójicamente él que era cultor de las relaciones carnales, estaba atrapado en una ardiente aventura virtual.
Con su poetiza había habido una sola noche de amor antes de su partida a definitiva a Bs As de la que sólo conservaba recuerdos vividos y su ropa interior de encaje.
Ahora todo transcurría de manera virtual, poemas a la hora del desayuno, encuentros con cuatro horas de diferencia, él medio dormido, ella con toda la energía, con pantallas de ordenador minimizadas y esquivando las miradas indiscretas de los curiosos.
No cabía duda su broma se había convertido en algo real, parte de su vida había perdido la materialidad, debía asumirlo y aprender a vivir con ello. Abandonarlo no estaba en sus planes, si no todo lo contrario.
De la misma manera que María completaba su mundo amándolo a él y a Carmen, él lo completaba amando a María y a su poetiza.
Por otra parte la virtualidad disminuía la sensación de infidelidad que lo acompañaba desde hacía años y de la había quería desprenderse definitivamente, en fin vivía un enjambre de sensaciones que le resultaban extrañas y mágicas al mismo tiempo una mezcla explosiva a la que se estaba volviendo adicto.
Ya se lo había dicho su amiga Khepri _ Cuidado con las poetas, que tienen ese algo que atrapa._ él no le había hecho caso, y esas eran las consecuencias.

viernes, 5 de marzo de 2010

Figuras Geométricas

Gregorio caminó por la rambla, ese día el mediterráneo jugaba a ser atlántico y el iba tranquilamente en medio de la llovizna en dirección al bar Cas Cai. Una vez allí comenzó a leer nuevamente a Girondo, el humo del cigarro le molestaba más de lo habitual, debería ser por que lo había dejado hacía poco.

María y Carmen lo habían dejado libre, era domingo, y ese día de la semana tocaba estar solo. Así había sido el trato con ellas y él lo respetaba.

El sabía que era sólo una parte de ese triángulo, pero bueno una parte al fin. Tantos años sin formar parte de nada, ahora formaba parte de una de las estructuras más estables, el triángulo.

María se lo había dejado claro desde el primer momento, ella tenía una pareja desde hacía años, Carmen, pero también lo quería a él. Solamente bastaba averiguar si el lo resistiría.

A G, la fidelidad le costaba horrores y María conocía esa debilidad así y todo le daba un lugar permanente en su vida a cambio de que aceptara la convivencia con Carmen. El trato le pareció justo y justo ese domingo cumplían seis meses de convivencia.

El libro de Girondo seguía en sus manos, sus poesías caminaban por su cabeza, estaba inquieto, hacía semanas que había alguien más, una poeta.

Cada uno de sus poemas lo encendía como una braza, todo comenzó con una crítica literaria y terminó como terminan estas cosas.

Pensó seriamente que quizás un rectángulo, fuera más estable que un triángulo